Pues sí, soy un bebé y soy previsible. Me encantan los brazos y las piernas pero también los hombros, ¿habeis probado a subiros a los hombros de vuestro padre y tirarle de los pelos? Guau, que sensación! Seguro que intentaré repetirlo dentro de unos años cuando sea una adolescente rebelde y sin causa, jejejeje.
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